El tesoro de La Matilla

Siguiendo por nuestro periplo salmantino, nuestra visita a Barcial, iba a depararnos una gran e inesperada sorpresa. Una vez vimos, sin prisa, la camada de utreros, erales y añojos en la finca La Torre, mi gran amigo Rodrigo y el mayoral, Belisario Baz, hablaron de ir a pegar un bocado. La mañana había sido larga y el hambre empezaba a apretar. Terminado el refrigerio, Belisario se subió en su coche con vaquero, y Rodri nos dijo: “subir al coche, que vamos a seguir a Beli”. Y eso hicimos. Siguió la conversación en el coche sobre la ganadería, la actualidad taurina, sobre la familia, ya que nos unen muchos años de amistad… En fin, lo normal en un coche. Después de unos cuantos kilómetros llegamos a la localidad de Beleña,  tras desviarnos y andar un trozo un camino, apareció la portera de la finca de La Matilla. Extrañado pregunte, y me dijo que Beli -el mayoral- tenía que coger unas cosas.

Entrada a La Matilla

La verdad, me sentí muy ilusionado de poder visitar de nuevo esta finca, aunque fuera brevemente. Mientras Beli y el vaquero, hacían unas pequeñas cosas, Rodrigo, mi mujer y yo, estuvimos viendo un lote de añojas, preciosas por cierto, los corrales y demás. Una vez terminado su trabajo, Beli nos llamó y le agradecí la gran mañana que nos había brindado, pero sobre todo, el trato tan maravilloso hacía mi mujer y hacía mí. Pero la gran e inesperada sorpresa vino, cuando le tendí la mano a Beli para despedirnos y me dijo: “de nada Alberto, pero ¿es que tienes prisa?”. Y la verdad es que no teníamos ninguna prisa ya que no teníamos programado nada hasta media tarde. Extrañado miré a Rodrigo, riéndose, nos dijo “subir al coche”.

Beli y el vaquero subieron a un tractor y nosotros empezamos a seguirlos, expectantes, sin saber para nada lo que en unos instantes aparecería ante nuestros ojos. La Matilla es otro fincón, que tal y como comentamos en nuestra anterior entrada, pese a la pésima primavera de este 2023, lucía impresionante. Una vez atravesados varios cerrados y después de pasar entre tantas encinas centenarias, en un amplísimo cerrado, ante nosotros estaban las joyas de la ganadería. Sinceramente, no podía creer lo que mis ojos estaban viendo. Las vacas de vientre de la ganadería de Barcial. No podía casi articular palabra, ya que sabía sobradamente, que Jesús Cobaleda, es muy reacio a mostrar sus vacas a casi nadie, por no decir a nadie. Le pregunté a Rodrigo, y me dijo que tanto él, como Jesús, como Beli querían darme esta sorpresa. Y desde luego que lo fue.

Allí estuvimos un buen rato contemplando a estas vacas de porte elegante, pero serias y desafiantes. Yo mismo tuve una pequeña lucha interna, por un lado quería inmortalizarlas con mi cámara y a la vez, no quería perderme este mágico momento que estaba viviendo. Una vez asimilado donde estaba, y con calma, fui fotografiando a aquellas que se dejaban. Estos animales están acostumbrados a ver a muy poca gente y se extrañaban con nuestra presencia. Como decía, el cerrado era enorme y Beli las fue trayendo hacia nosotros con la pericia y el cuidado que este animal requiere. Los hombres del campo, sin duda, son de las personas más sabias. Aunque se vea en las fotos, no se muestra la belleza del lugar, con la belleza de los animales. Esas vacas tan bien cuidadas, tan bien comidas, con esos pitones y esos pelajes tan espectaculares. Y esos becerros, igualmente bellos que nos miraban curiosos preguntándose quieren eran esos extraños. Sencillamente, y resumiendo, espectacular.

En la ganadería hay varios lotes de vacas, uno de ellos, vigilado por un semental muy especial, ya que es de pelo colorado. Pelaje que Jesús quiere recuperar en la ganadería y que, poco a poco, ya se va dando. Su nombre Granicerón del guarismo 2017. Pero precisamente, este lote, está en un cerrado de difícil acceso para el coche, y eso que íbamos en uno apropiado de la finca, y no pudimos verlo en plenitud. En cualquier caso, Beli, nos acercó hasta la alambrada a casi todo el lote y hasta pudimos ver al referido semental colorado.

A continuación, os vamos a mostrar mediante fotografías a algunas vacas, y os contamos algunas cosas curiosas de algunas de ellas:

Cidrona-999. Con esta vaca, en el herradero, se llegó al final de los tres dígitos. En el siguiente herradero, se empezó a herrar las hembras con el número 1.

Rosaleja-251. La tentó Fernando Robleño.

Cacharrera-111.

Batanita-44, en primer término. Fue tentada por Javier Cortés hace ocho años y salió en el programa de Carmelo López, Paisaje Herrado. En segundo término, Cacharrera-357. Fue muy buena el día de su tienta.

Gitana-136. En la ficha original, en tiempos del Duque de Veragua, aparece Jitana, tal y como se escribía en castellano antiguo.

Batanerita-189.

Batanerita-25. Madre de Batanerito-99, premio en 2022, al novillo más bravo de la feria del Arroz de Calasparra, por parte de la Asociación El Quite.

Lunera-151.

Batanerita-55. Fue tentada por José Garrido, cuando era novillero y era apoderado por Antonio Ferrera.

Cidrona-113.

Coletona-94. Fue tentada por Carlos Escolar Frascuelo, el día 2 de marzo de 2013.

Lunarita-207. Fue tentada por Juan del Álamo.

Cacharrera-222. Es la primera vaca colorada que salía después de tantos años. En esta casa, a las vacas con características especiales, se les asigna un número especial y bonito, como el que lleva esta vaca.

Cidrona-150. Vaca de gran nota que hizo el avión el día de su tienta. Tuvo una gran clase. En las faenas de campo, han de ir con mucho cuidado con ella. Viene al paso, como si nada, y a la que tiene cerca su objetivo, se arranca con todo a caballos, tractor y coches.

La verdad que no tengo, ni tendré, palabras para agradecer a Jesús Cobaleda y a Belisario Baz, el regalo tan grande que me han hecho. Caso aparte, y lo he querido dejar para el final, tampoco me quedan ya palabras para agradecer a Rodrigo todo lo que ha hecho por mí. Ha sido el artífice para que, en mi humilde blog, pueda mostrar lo que prácticamente nadie ha mostrado, el tesoro mejor guardado de Barcial: sus vacas. Además de muchas más cosas a nivel taurino y a nivel personal, que quedan para él y para mí. Es, sin duda, una de las grandes personas que he conocido en este mundo del toro, y desde luego, como aficionado, pero sobre todo, en lo humano, es una de las personas que valen la pena de verdad. ¡GRACIAS DE CORAZÓN!

Cuando salimos de La Matilla, la sensación fue indescriptible. Parecía que habíamos viajado en el tiempo para ver, y admirar, a los Vega Villar en todo su esplendor. Barcial es de esas ganaderías que todo aficionado desea ver el campo y triunfar en la plaza. Y desde luego, con la pasión que los cría Jesús Cobaleda; con la pasión que los mima Beli, y con todo el equipo que rodea a esta casa, junto a los resultados que se ven el ruedo, sin duda, y por suerte, a Barcial le espera un futuro brillante y muy esperanzador. Se lo merecen.

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